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Diálogos

Yo creé mi poema completamente roto,
deslavazado en sangre peregrina.
Yo creé mi poema,
el poema de novia de una nieve movida,
de una primeva madre,
de un roce de dos bocas,
de un estallido hueco al pecho o al soldado.

Yo creé mi poema
y otros hombres atrépticos y hembras amuladas
devoraron sus lletas y sus peces y pájaros.
Porque sentí el amor atrafagante
y con él cada álamo del río
y cada joven ala y cada niña
y cada luna álfica… Perdona.

Yo quisiera, quisiera… (Ven, descansa)
cuando los grillos quemen la impaciencia
de mis cabellos negros
o mi cara
de flor de pergamino
que la línea del pubis se componga
porque nunca parezca que el hombre se repita.