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Mudo testimonio

¡Vuelve a mí! Tu mirada sentida como espina
o brisa te inaugura. Augura la llegada
de los lábiles labios como un ciego designio:
el mudo testimonio de Dios y su voz álala.

Me devuelves al centro, al culmen, al origen,
a los ojos ungidos de amor en la retama
y no puedo alcanzarte cuando tu voz se aleja
como una nave oscura y hacia el ponto naufraga.

Todo lo que creaste fluye como la lava.
Todo lo que creaste se me crispa en las manos
como un miembro transido, como rotas aliagas.

¡Cómo hubiera querido que tu amor me colmara!
Todo lo que creaste para mí, en un segundo,
se ha tornado negrura, vacío, apenas nada.